Valle del Alhama y Linares

AuthorPedro Madera

Dos ríos y el azul del cielo como escenario

Valle del Alhama y Linares

Aquí llegan los que saben de lo bueno. Es una de las partes más desconocidas de La Rioja, un precioso descubrimiento en medio de la Reserva de la Biosfera de los valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama donde se mezclan olivos, almendros, encinas y matorrales aromáticos con castillos, iglesias, ermitas y hasta balnearios en los que relajarse y disfrutar de la tranquilidad de una zona que regala muchas sorpresas. Incluso la rivalidad de sus cuencas sirven como elemento de mejora.

En este valle, dos ríos se disputan su liderazgo: el Alhama y el Linares, dos guerreros en una contienda en la que no se sabe quién gana a quién.

Oficialmente, el Linares es afluente del Alhama, pero el primero es en realidad más largo y puede presumir de tener más caudal hasta el punto en el que ambos se funden en uno.

Aunque lo importante no es quién vence a quién, sino el maravilloso valle que forman, atravesando pueblos que mantienen la esencia de antaño. Un lugar perfecto para disfrutar de Ascarioja y su concepto de Turismo Rural.

Podemos comenzar el viaje en la localidad de Grávalos, donde cada primavera se da un auténtico espectáculo durante los días que dura la floración de los almendros que se puede ver de forma extraordinaria desde el mirador de los almendros.

También puede presumir de contar con una de las más grandes plantaciones de encina trufera de La Rioja, y de un estupendo balneario levantado sobre un manantial de aguas medicinales que ya eran conocidas y utilizadas en la época de los romanos. De su paso por estas tierras queda aún la lápida romana que se encuentra en los soportales del Ayuntamiento.

Para los amantes del patrimonio arquitectónico, dando un pequeño paseo encontrarán la iglesia parroquial de Santa María de la Antigua, del siglo XVI, la ermita de El Humilladero, junto al frontón, y los restos del monasterio de Santa María, del siglo XII. Y quienes tengan debilidad por el vino pueden acercarse al barrio de las bodegas, con 128 bodegas particulares excavadas, donde cada vecino elaboraba su propio vino.

Ya camino de Villaroya pasaremos junto al área natural Carrascal de Villarroya antes de entrar en este pueblo que sufrió la despoblación por el cierre de sus explotaciones de carbón. Fundado por pastores arnedanos en la Baja Edad Media, hoy bajo su tierra cruzan las galerías de las minas. Desde aquí, cuando las nubes no lo impiden, se pueden llegar a ver los Pirineos y el Moncayo. El horizonte convierten el lugar en un escenario perfecto.

Un poco más al noroeste siguiendo la LR-123 entraremos en Turruncún, otro pueblo, este ya completamente abandonado desde 1975, que lo último que construyó fue la escuela del pueblo, a la que nadie llegó a ir.

Y regresando a territorios poblados, pero en los que sigue reinando la calma, encontramos Muro de Aguas, en el que merece la pena dar un paseo por las calles empedradas y conocer su fuente de 16 caños, a través de la que los vecinos riegan sus cultivos, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, lo que queda de la antigua iglesia de Santa María o el crucero que se encuentra en la salida hacia Ambas Aguas. Y si hay ganas de seguir caminando, o incluso de coger la bici, las opciones se reparten entre varios senderos que permiten disfrutar del entorno natural de este pueblo.

En la carrera dirección a Cornago, pero aún en Muro de Aguas, hay otra parada para los amantes del agua: el chorrón del Saltadero, un rincón donde zambullirse bajo una cascada, o al menos inmortalizar en una imagen. Junto a él se pueden ver unas huellas de dinosaurios terópodos y dos rastros que parecen cruzarse entre sí, así que quizá aquellos gigantes del pasado disfrutaron también de las aguas de este paradisíaco rincón.

Sergio Sesma, miembro de Ascarioja, es el motor del turismo rural en la zona. Detrás de una taza de café recuerda cuando llegaba a Muro, para coger agua con su padre y como se embarcó en montar dos casas rurales:

Hay que ofrecer cosas diferentes. La micología y las rutas en bicicleta se complementan con los cursos de fotografía nocturna. Los clientes buscan la libertad que da el estar apartados y un tanto aislados... Por eso también me gusta el pueblo...
Sergio

Hecha la parada toca seguir avanzando y entrar en Cornago, municipio que atraviesa el río Linares, cuyas aguas se consideran las más limpias de toda La Rioja. Allí, una larga lista de caminos, incluido el que sigue las huellas de los dinosaurios por los pueblos de alrededor, aguardan al senderista.

Cuentan que, durante siglos, la leyenda atribuía esas extrañas huellas al caballo de Santiago apóstol, pero ya en el siglo XX los científicos se encargaron de desmentirlo asegurando que pertenecían a animales muchísimo más grandes.

Mucho después que ellos, pero hace ya unos cuantos siglos, Cornago fue el lugar elegido por el linaje de Los Luna para descansar, y también anticiparse a posibles revueltas. Porque su lugar estratégico, en la encrucijada de tres reinos, Aragón, Navarra y Castilla, lo convertían en un emplazamiento perfecto.

Por eso, en el lugar más alto, se construyó un espectacular castillo de cuatro torreones donde vivió la hija de Álvaro de Luna. Hoy puede visitarse su centro de interpretación, donde mayores y niños pueden aprender, y mucho, de Historia con mayúsculas.

Adentrarse en esta villa medieval, con todo su caserío levantado sobre una colina rodeada de montes, hace regresar al pasado y viajar a otras épocas. Junto a la fortaleza, la iglesia de San Pedro Apóstol, del siglo XV, invita a seguir ese viaje, igual que la ermita de San Gil, que posteriormente fue la de San Blas. O la de La Piedad, bajo un arco que se cree que fue una de las cuatro entradas medievales a la villa, en el barrio judío, y la de Santa Catalina.

No podemos abandonar Cornago sin pasar antes por la vivienda más antigua, conocida como Casa Baroja, del estilo de los palacetes del siglo XVI de Aragón.

Seguimos ahora camino de Igea por la LR-283, que nos adentra de nuevo en el hogar de los dinosaurios a través del museo paleontológico, en la segunda planta del Ayuntamiento, donde los alumnos y maestros del pueblo han ido recogiendo minerales, rocas y fósiles que hablan del pasado de Igea.

Igual que el Tronco Fósil, los restos de un árbol petrificado de hace más de 120 millones de años que además es una especie única en el mundo: Dadoxylon Riojense.

Es también el lugar perfecto para mirar al cielo y disfrutar del espectáculo que ofrecen por la noche las estrellas, porque junto a él se ha habilitado un lugar para ello, con paneles orientativos y un planisferio.

Otro lugar del que disfrutarán igualmente niños y mayores es el yacimiento icnológico de La Era del Peladillo, con miles de huellas de dinosaurio en un área de 2.100 metros cuadrados en la que se puede ver incluso un rastro con marcas de cola de dinosaurio. Para quienes prefieran el patrimonio arquitectónico, hay tesoros como el Palacio del Marqués de Casatorre, comenzado en 1525 y acabado en 1729, o la barroca iglesia de la Asunción, además del puente medieval sobre el Linares.

Este río continúa su curso en la siguiente localidad, Rincón de Olivedo, también conocido como Las Casas, a la que cruza cruzado el barranco de Carnanzún y donde se cree que pescaban los dinosaurios. De hecho está considerado la puerta a la ruta de los dinosaurios, y es todo un tesoro para los caminantes amantes de la paleontología, ya que allí se encuentra el paraje denominado Las Navillas, repleto de huellas de dinosaurios. Pasear por las calles de este lugar, que en realidad es un barrio de Cervera del Río Alhama, que está a unos 11 kilómetros, permite acercarse a la iglesia de Santa María la Antigua y a la ermita de San Pedro.

Pero antes de continuar viaje hacia Cervera, hay que hacer una parada en Ventas del Baño, otra pedanía de este municipio, donde el Linares acaba ya su viaje encontrándose con las aguas del Alhama. Lo hace en el paraje denominado Ambosríos, y allí, nogales, chopos y árboles frutales acompañan a la bienvenida de un río al otro, y del otro al primero, en un espectáculo que merece la visita.

Cuentan los vecinos que el origen de Ventas del Baño no se debe a otra cosa que precisamente una venta que se encontraba en el cruce de caminos entre Alfaro, Tudela y Cervera del Río Alhama, muy popular entre los arrieros que paraban allí a reponer fuerzas y cerrar negocios.

Tras la visión de los dos ríos unidos, regresamos a la LR-123 para desandar el camino que hace el río Alhama por la Rioja desde su nacimiento en la sierra de Almuerzo. Antes de llegar a Cervera del Río Alhama, aproximadamente a unos tres kilómetros, encontramos el balneario de La Albotea, que comenzó a funcionar a mediados del siglo XIX tras comprobar la presencia de yodo en las medicinales aguas del Alhama.

Samuel Orduñó, un joven agricultor, recoge cada verano piparras mientras escucha rap.

El río es mi vida. Sin río no podría cultivar esta maravillosa huerta que tenemos...
Samuel

Y tras esta parada, ahora sí, llegamos, a Cervera del Río Alhama, plagada de puentes medievales que hacen de esta localidad un emblema del río que le da nombre. Sus ermitas, sus iglesias y la basílica de Nuestra Señora del Monte, que ahora luce a la vista de todos unos frescos medievales que quedaron escondidos durante siglos entre sus paredes, son motivos suficientes para celebrar la visita a esta localidad con unos buenos caracoles, típicos de la gastronomía cerverana.

También habrá de tiempo de ver en directo el oficio artesano de la elaboración de alpargatas, otra tradición cerverana, ya que paseando por las calles de la villa aún se pueden ver mujeres elaborando el cosido artesanal y montando el tomo sobre la suela de cáñamo.

Antes de despedirnos, es buena idea acercarse a las ruinas del castillo situado en la peña de San Antonio, en realidad el origen de la villa, que tuvo su mayor esplendor en la época musulmana.

Ya llegando al final de nuestro camino en el valle entramos en uno de los lugares más extraordinarios de este rincón de La Rioja, el poblado de Contrebia Leucade, a un kilómetro de Inestrillas.

La ciudad es un gran yacimiento arqueológico, uno de los asentamientos de población más antiguos de La Rioja, que vivió sus años más esplendorosos entre los siglos IV a. C. y el siglo IX. Allí se mantienen los restos de viviendas rupestres en la pared rocosa de la parte más antigua de la aldea, donde se refugiaban sus pobladores en la Alta Edad Media.

Ya en Inestrillas, donde merece una visita la iglesia de la Natividad, podemos aprovechar para hacer un descanso y tomar un tentempié viendo como se mantiene la costumbre de atar los caballos a la reja antes de ir al bar.

Terminamos nuestro viaje en Aguilar del Río Alhama, viviendo el ambiente de un pueblo de sierra y ganadero, que vivió gran parte de sus años más prósperos a través del contrabando, comerciando con Burgos, Navarra y Soria, por lo que la Corte de Castilla prohibió a sus vecinos el uso de las armas de fuego durante ciertos períodos de tiempo.

Callejeando por esta localidad llegaremos a la iglesia de la Asunción, del siglo XVI, y subiendo a lo alto del pueblo, a la ermita románica de Santa María la Antigua (Valvanera), del siglo XII, y los restos del castillo. Para quienes quieran seguir estirando las piernas, pueden seguir una pista al monte de Monegro, desde donde se ve majestuosa la mole del Moncayo. O recorrer los seis kilómetros que llevan al despoblado Gutur y ver la ermita de Los Remedios.

Es mucho más que un paseo. Es casi una forma de cerrar el día. Sin prisas, sin olvidos. Con ese modo de entender la vida y el Turismo Rural en un valle lleno de Tesoros Escondidos. La charla de tarde junto a una copa de vino sirven para marcar los tiempos de una vida muy placentera.

Vía Verde del Alhama

Estos 12 kilómetros recorren un oasis verde que comienza junto al balneario de La Albotea y discurren por la margen derecha del río Alhama, dejando a un lado las huertas y las laderas de monte al otro. Después entra en Cervera del Río Alhama donde hay que seguir la carretera hacia Cabretón y Valverde, girando a la derecha junto al antiguo matadero municipal.

Más adelante el camino sigue por la ribera del Alhama recorriendo el valle, y en el camino es frecuente ver buitres que amenizan el paseo. Tras llegar a Contrebia Leucade, la ruta se dirige a la entrada de Inestrillas, y el río cruza un poco más adelante por una pasarela tras la que hay que seguir por las calles del pueblo hacia el este y continúa en dirección a Aguilar del Río Alhama.

Rural houses in the Alhama y Linares valley


Valle del Alhama y Linares