Levantado sobre la parte alta de uno de los tantos meandros que dibuja el río Ebro a su entrada en La Rioja, el barrio de la Estación comienza su historia en la segunda mitad del siglo XIX de la mano de los bodegueros franceses que llegaron a la zona de Rioja Alta.
De la necesidad de acudir a La Rioja para adquirir vinos con los que sustituir las malas cosechas en sus viñedos, junto a una provisional estación de tren que se situó a las afueras de Haro, nació el barrio de la Estación como un gran almacén de vinos que -en la actualidad- acoge la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo.
Tal fue la importancia de la incipiente industria vinícola de Haro que la estación de tren necesitó una ampliación en 1880 (una década, aproximadamente, después de la llegada de los franceses a Rioja) que vino de la mano del nacimiento de las primeras bodegas para la crianza de vinos propios de Rioja.
El Barrio de la Estación es un lugar emblemático de la ciudad de Haro, un enclave que presenta la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo y cuya construcción fue en torno a un eje central y común: la estación de ferrocarril. De ahí que se le conozca como la Milla de Oro del Vino de Rioja.
Pero que los vecinos del barrio sean bodegas centenarias no quiere decir que sean antiguas, pues las bodegas son construcciones que nunca están terminadas, generación tras generación evolucionan y consiguen mezclar su parte más clásica, con la arquitectura más moderna. De este modo, una visita al Barrio de la Estación de Haro se convierte en un viaje por el tiempo, donde se puede seguir la evolución del vino y la arquitectura del último siglo.